Monday, January 31, 2011

Los Cien Años de la Misión Centroamericana:Terencio y Jose Garcia hermanos del Reverendo Moises Garcia

Los Cien Años de la Misión Centroamericana
*Un detalle desconocido: el Gral. Zelaya regala una Biblia y de sus filas se cuentan primeros evangélicos
* Pasando sobre las antiguas deidades, los ídolos locales, y la primera señora que acepta a Jesucristo
* Apedreado, echado de hoteles, hostigado por los curas, expulsado de los trenes, Benjamín DeRoss nunca retrocedió


Edwin Sánchez
Managua

Pueden haber muchas interpretaciones sobre la sentencia profética pronunciado por Jesús de que la «salvación viene de los judíos», pero si hay una certeza histórica de que algo de ello se cumplió realmente en el Pacífico de Nicaragua fue hace 100 años con la llegada del primer misionero que esparció los evangelios en esta región.

El holandés de ascendencia judía Alfredo Benjamín De Ross llegó cuando nuestro país sólo era tomado en cuenta como territorio de tránsito. La gran obra evangelizadora comenzaba en nuestro patria con este hombre que aparece, en la gran historia del Primer Centenario, como uno de los más destacados en la tarea evangelizadora.

Conocer los detalles de lo que significó el ingreso de evangelistas en esos primeros días, en una región inhóspita, muy tropical para el clima frío de los anglosajones, es lo que hizo el doctor Eduardo Aragón, al abrirnos la posibilidad de conocer los cimientos de la obra, sus personajes, los infortunios, las victorias y hasta las muertes, todo por alcanzar para Cristo a esta nación centroamericana.

En su Reseña Histórica de la Primera Iglesia Evangélica Centroamericana, el autor nos ofrece un pormenorizado informe cotejado con documentos y fuentes vivas, retratos de los misioneros y cómo la misión se iba acentando en un territorio entonces dominado sólo por un credo religioso.

VALIOSA OBRA

Vale destacar esta obra en su notable sentido investigativo y que nos plantea lo que significó el desarrollo de lo que posteriormente se conoció como la Iglesia Misión Centroamericana. Las conmemoraciones del Primer Centenario del Evangelismo en el Pacífico de Nicaragua descubren a otras personalidades de las que no estamos muy acostumbrados a verlas, verdaderos próceres que aunque no aparezcan en en la historia nacional secular, también dejaron una impronta difícil de borrar y que con los años más bien se ha profundizado en la conciencia de una buena parte de los nicaragüenses.

LA PRE MISION CENTROAMERICANA

El libro del Dr. Aragón se inicia con el Período de la Pre Misión Centroamericana y de cómo nace el interés de Francisco G. Penzotti en extender los evangelios más allá de su lugar en los Estados Unidos.

Penzotti nació en 1851 en Chiavena. Convertido al Evangelio, en Montevideo, sirve a las Sociedades bíblicas Americana como colportor - levando la Biblia y evangelizando- en América del Sur.

De acuerdo con el doctor Aragón, en Nicaragua, del primer nombre que se conoce que se entusiasma por la iglesia evangélica es Santiago Alemán, un militar de Diriomo. El recibe una Biblia de parte del General José Santos Zelaya, Presidente de la República, cuando era cadete de la guardia presidencial. Es probable que esa Biblia sea de las introducida por el tenaz Penzotti.

Otro militar que obtiene una Biblia es el General Francisco Montoya, quien no sólo se conforma con poseerla y hacer lo que muchos: abrirla en el Salmo 91, sino que se atreve, y lo hace muy bien, fundar la Iglesia de Nagarote. Fue Penzotti quien le había entregado el ejemplar.

Parte indirecta de la cosecha de Penzotti incluyó al señor Manuel Aragón, quien se convirtió al cristianismo evangélico al leerla. Fue su mamá, Felícita Aragón, quien le regaló las Sagradas Escrituras. La señora Aragón llegó a ser la miembro fundadora de la Primera Iglesia Evangélica Centroamericana de Managua.

El narrador nos hace un llamado de atención: todos estos nombres de nicaragüenses son militares de Zelaya, como el Coronel Manuel Espinoza hijo, pastor en Nagarote, José Mendoza, primer pastor auxiliar de De Ross y después pastor.

Y más altos oficiales: El General José Manuel Argüello, pastor en los años de 1936 de la Iglesia Centroamericana.

HURGANDO MAS EN LA HISTORIA

A medida que el doctor Aragón se introduce más en las profundidades del Génesis nicaragüense, «cuando esta zona era desordenada y vacía» el mapa del nuevo credo va precisando más sus contornos, así conocemos al Dr. Cyrus Ingerson Scofield, un notable abogado cristiano, Pastor de la Iglesia Congregacional, en Dallas, Texas, desde 1882 hasta 1885. El fue el autor de la Biblia Scofield con notas.

En 1888, Scofield visitaba la Costa Atlántica de los Estados Unidos para participar en la conferencia Bíblica del Niágara, en Nueva York. Al entrevistarse con misioneros como el reverendo Judson Taylor, se enteró de que en regiones tan cercanas como Centroamérica todavía no habían recibido el Evangelio.

Scofield al parecer ya no estuvo un momento más tranquilo. Al retornar a su iglesia en Dallas, compartió lo que había recibido del informe a un grupo de hermanos de su congregación. Uno de ellos, el señor Luther Ree hizo una investigación no sólo de Costa Rica sino de Centraomérica, para ver el estado de la obra evangélica.

El informe incluye otras áreas y Scofield reconoce la verdadera situación de estas tierras, lo que profundiza su convicción de que Dios había responsabilizado a los creyentes de Estados Unidos para la evangelización de Centroamérica.

Se puede notar aquí lo que es capaz de producir un texto bíblico, todo un aliento para lo que sería la llegada de la primera obra misionera centroamericana, según luego lo publicó en su periódico:

«Es un hecho de mucha importancia, que en vista del plan inspirado en Hechos 1:8, (Y me seréis testigo en Jerusalén, toda Judea y Samaria, y lo último de la Tierra). Centroamérica es el campo blanco más cerca de nostros. ¿Hemos cuidado de ella? ¿Hemos cuidado de nuestra Samaria?

Scofield comenzó como Cristóbal Colón a buscar el apoyo para emprender su gigantesca tarea, pero le cerraban las puertas. Acudió a las iglesias de Inglaterra y le pasaron «la papa» a las congregaciones de Estados Unidos. Visto así, acudió a sus templos locales, pero ninguna denominación estaba interesada en «lo último de la Tierra». El terco hombre del evangelio escribió en su periódico: «El deber descansa sobre la conciencia de los cristianos de este lugar, sin pensar en su denominación».

Pero el primer país para la misión era Costa Rica, desde donde, puede apreciarse, pensaban alcanzar al resto del istmo. Así, el 14 de noviembre de 1890, se organiza la Misión Centroamericana, con un concilio integrado por el Presidente, Luther Rees, Secretario Cyrus L. Scofield, Tesorero Ernesto Powell, y miembro W. A. Nason. En 1893 se agrega D.H. Scott.

En enero de 1891, dos meses después, se informa que la primera pareja de misioneros se había presentado en febrero de ese mismo año, yéndose hacia Costa Rica: Reverendo Guillermo McConnell y su señora Alvina. En pocos años la obra se extendió a los cinco países: Honduras y El Salvador 1896, Guatemala 1899 y por fin Nicaragua 1900.

ETAPA DE EXPLORACION Y MUERTE

En la etapa de reconocimiento, búsqueda y deseos de plantar la obra, sobresale el pequeño grupo que saliendo de Costa Rica va a Guatemala el 20 de junio de 1894: Francisco Penzotti, los esposos H.C. Dillon, con sus dos niños, Clarence Wilbur, de 25 años. Se integran además, la señora Moore y el señor Odio. Llegando a Granada, Penzotti decide irse a Managua, mientras Wilbur se enferma de fiebre amarilla, falleciendo el 25 de junio de 1894. Por lo peligroso de la enfermedad, fue enterrado el mismo día y fuera del cementerio.

Otra muerte, en 1894, se produce durante la travesìa hacia El Salvador, cuando muere la señora Dillon, y es lanzada al mar, como es la costumbre entre los marinos.

Pero todos estos misioneros todavía no ubican a Nicaragua como destino final, sino como lo que ha sido siempre este territorio que los mismos líderes políticos nacionales se han encargado de reducirla a 130 mil kilómetros cuadrados. Nuestra nación, después del último deceso, quedó seis años sin ser visitada pero ni de pasada por los misioneros.

Fue en 1900 cuando llega a Nicaragua el reverendo Alfredo Benjamín DeRoss, un judío practicante de Amsterdam, Holanda. Benjamín creció observando la religión de sus padres, entre ayunos y las grandes fiestas solemnes como el Hanukka y el Shabbat.

Aprendió el oficio de tallador de diamantes durante tres años y medio, porque según la cultura judía, todo joven de aprender algo para ganarse la vida. Tras ese aprendizaje se marcha a Nueva York donde se envuelve dentro de una cultura menos ortodoxa, acude a bailes y poco del muchacho israelita queda en sus costumbres, pero no abandona a la fuerte comunidad judía de la diáspora.

MALDECIDO POR SU PROPIA MADRE

En Filadelfia se convirtió a la fe evangélica y parece que aquel oficio aprendido en Holanda ahora lo aplicará pero «tallando» almas. Su madre recibe su historia en una carta de 36 páginas y a vuelta de correos recibe lo peor que un hijo se pueda imaginar: «Mi madre me maldijo y mi familia me reprochó de la manera más cruel». Se vio solo. Perdió a todos sus familiares y amigos del judaísmo. Sólo un judío no le abandonó jamás: Yeshua (Jesús)

Era fogoso. Muy encendido en su nueva fe. En México predicó y su verbo se elevó aún por encima de las viejas deidades aztecas, fustigó a dioses que impresionaron tanto a Rubén Darío como Huitzolopochtli. Los pobladores de la comunidad donde había levantado su prédica tomaron todos sus ídolos, los apilaron alrededor de él y pronto estaba oculto detrás del cerco pagano. No se amilanó y volvió a colocarse de frente. Así era De Ross que llegó luego cerca de la frontera tico-nica, ha predicarle a los indios del Río Frío.

UNA NUEVA OBRA

El relata: «Salí de esa zona y comencé un trabajo independiente en Nicaragua. Ningún trabajo misionero se había hecho ahí, con excepción del trabajo realizado en la Costa de los Miskitos por los Moravos, colportores y misioneros que habìan pasado por Nicaragua».

Y así se veía Nicaragua entonces: «En su primer informe, Benjamín precisa que, acampando en San Carlos, el 30 de mayo de 1900, el trabajo era duro, había oposición de la gente, también enfermedades, gente ciega de tradicionalismo religioso, creencias católicas, fanatismo, ignorancia, edilatría; acostumbraban candelas y palmas benditas». Pese a la oposición, DeRoss volvió a pasar encima de los ídolos locales.

LA PRIMERA EVANGELICA

El reverendo Arturo Parajón, citado por el autor del libro, sostiene que «hay constancia que en San Carlos el Sr. De Ross logró la conversión de doña Candelaria Bermúdez, la primera persona que aceptó el evangelio en Nicaragua.

Luego pasó a Masaya, donde hizo una loable labor y posteriormente se traslada a la casa de don Félix Aragón, en la Calle 15 de Septiembre, donde fundó una Escuela, la primera evangélica en Managua. Allí estudiaron Terencio y José García, hermanos del reverendo Moisés García, también un hijo de la señlora Vicenta Gaitán de Diriamba, posiblemente madre de Efraín Gaitán.

El judío holandés en su primera llegada al país recorre Río Frío, San Carlos, Diriamba, Jinotepe, León y Catarina. Los cultos en la capital se establecieron formalmente en la casa del Dr. Alfonso Solórzano, la cual citaba del Callejón de La Aurora, dos cuadras al sur, Palacio de Comunicaciones.

El se fue a Guatemala en septiembre de 1900 y retorna al año siguiente con su esposa Minnie Boyle. La primera gran cosecha estaba a la vista: los primeros 15 bautizados.

PRIMERA IGLESIA CENTROAMERICANA

Fue en la casa antes mencionada que el Sr. De Ross y los que con él compartían la fe, tuvieron el gozo de fundar en Managua la Primera Iglesia Evangélica con los primeros convertidos de Managua y otras ciudades, entonces ya bautizados.

La fecha que se toma como parte de las efemérides evangélicas en Nicaragua es la del 27 de Julio de 1901, como ya lo ha celebrado la tradición, aunque el señor Guillermo Silva Díaz, al celebrarse los primeros 50 años, fijaba el tiempo en mayo de 1901.

Entre los fundadores de esta Primera Iglesia son Julia Ortiz, Petronila Baltodano, Adela Roiz, Rosa Romero, Francisco González, Concepción Somoza, Luisa Chamorro, Felícita Romero de Aragón, en total 24 personas. En la historia, señala el doctor Aragón, no se sabe por qué se omiten los nombres del propio De Ross y Minnie, Manuel aragón, Feliciano Galín, Rubén Leytón y otros.

EL CASO DE MELIDA MEJIA

Entre los muchos capítulos que subrayan la dureza que significó la entrada del evangelismo en Nicaragua, destaca el de Mélida Mejía, quien vendía en un tramo del Mercado Central. Ahí se apareció don Salvador Avilés predicando. Al escucharlo un hombre de la multitud se avalanzó sobre él, diciendo: con esta piedra voy a liquidar a ese...

Doña Mélida le dijo: -!Alto! ¿Le está haciendo algo ese señor? Si usted le tira esa piedra quien le mete este cuchillo soy yo-. Al oír a la resuelta mujer, el tipo desistió de sus intenciones.

El autor también explica que después de fundada la Primera Iglesia Evangélica Centroamericana, los cultos se hacían en la cada del Dr. Solórzano, pagándose 20 dólares mensaules.

En 1903 De Ross escribe a la Misión en Dallas, solicitando recursos para comprar el perimer terreno, lo cual se solucionó cuando Leonarda De Julio de Guzmán, convertida al evangelio, alquila su casa para misioneros y celebración de cultos.

LOS ARAGON

La casa se ubicaba en la Calle 15 de Septiembre 50 varas arriba, de donde más tarde sería el templo de la Primera Iglesia Centroamericana. De acuerdo a Manuel Aragón, la Misión Centroamericana se trasladó de casa del Dr. Solórzano a la casa de la señora Leonarda De Julio Guzmán, el 15 de mayo de 1904, fecha cuando él regresó de la guerra que encabezó el General Emiliano Chamorro contra José Santos Zelaya. Tras dos meses, la Misión se pasa a la casa de sus padres, don Félix y Felícita Aragón.

Pero hay más historia, pero Benjamín De Ross quizás nos resume con sus propias palabras todo lo que hubo de pasar en Nicaragua para que la memorable gesta de diseminar la Palabra de Dios, en cumplimiento de la Gran Comisión de «id por todo el mundo y predicad estas buenas nuevas a toda criatura», echara sus raícez, tal vez más allá de lo que pensaron estos primeros hombres de Dios:

(1911) «Cuando vine a Nicaragua no había un solo evangélico en rtodo el país (Costa del Pacífico), aquellos fueron días de persecución. Los sacerdotes me atacaron en la calle, en los hoteles, en el ferrocarril, quemaban nuestras biblias en basureros públicos, me excomulgaban públicamente, en todos los pueblos que visitaba, demandando a la gente que me maldijeran y me apedrearan. No hubo vez que no me amenazaran con cuchillos, pistolas, etc.».

Historia llena de nobles ciudadanos con corazón de muchos kilates, como el del Reverendo Boanerges Aragón Noli, quien fue un convencido de la capacidad del liderazgo nacional para poder seguir la obra con una mayor dependencia al trabajo y fe propios que el de seguir como cuando «todavía bebían la leche espiritual» de los primeros años.

Al ver que la Misión Centroamericana ha crecido mucho, presentó un plan de trabajo sobre le Gobierno Propio en 1947. Aragón y otros pastores, junto con el abogado Francisco E. Baltodano redactan los estatuos de la Convención De Iglesias Evangélicas, Misión Centroamericana, logrando por fin obtenerel gobierno propio y personerái jurídica en 1949.

En el primer cincuentenario, están convencidos de que «hasta aquí nos ha ayudado Dios» y abren un nuevo episodio en la historia nacional. Con el evangelio sobre sus propios hombros, el pastor Boanerges, Ismael Sánchez de Granada, Rev. Manuel Espinoza de Nagarote prosiguen la comisión.

Aún con todos los obstáculos, teniendo casi a todo el mundo, la tradición y la intolerancia religiosa encima, porque quizás el poeta y sacerdote Azarías H. Pallais era el único que no lanzaba turbas contra «las sectas» como peyorativamente se les llamaba, la Misión Centroamericana se levantó como un gigantesco árbol que además de dar muchos frutos también ha prodigado una fresca y agradable sombra a este país. xxxxxx

RECUADRO

Pastores Nacionales

Desde su fundación en 1901 hasta 1936, la Primera Iglesia Evangélica Centroamericana fue regida por pastores norteamericanos: Alfredo De Ross, Walter Hooper, Carlos D. Hummel y Guillermo Aberle.

En un breve periodo, José Mendoza dirigió la obra, pero ocurrió la primera división, en 1912.

PERIODO NACIONAL

1936-37: General José Manuel Argüello

1937-39: Reverendo Jerónimo Campos Hernàndez

1939-47: Reverendo Rafael Baltodano Zeledón

1947-68 Reverendo Boanerges Aragón Noli 1968-73: Reverendo Moisés García

1973-76 Diácolonos, Dr. Eduardo Aragón, Ingeniero Ramón Gavarrete, Sr. Jonathán Sánchez

1976-80: Reverendo Boanerges Mendoza

1997-1999:Reverendo Guillermo Castillo, Ing. Rafael Acevedo.

1999: Ing. David Sequeira Amador

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